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se las tome con ms furor del que conviene. Y as no es uno adltero,
porque trate ms de lo justo con mujeres casadas, ni se entiende en este
sentido el adulterio; sino que el adulterio mismo es una perversidad, y
basta un sólo acto para dar este nombre a la pasión que conduce a este
crimen y al carcter del que se entrega a l. Observación anloga puede
hacerse respecto de la insolencia, que conduce hasta el ultraje. Pero en
tales circunstancias nunca faltan motivos de disculpa, y se dice que se
ha cohabitado con la mujer, en vez de decir que se ha cometido un
adulterio; se dice que no se saba quin era la mujer que se amaba, o
que se ha visto uno forzado a hacer lo que ha hecho. Lo mismo se
alega respecto a la insolencia, diciendo que es posible golpear a alguno
sin ultraje; y siempre se encuentran excusas anlogas para todas las
dems faltas que se pueden cometer.
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CAPTULO IV
DE LAS VIRTUDES INTELECTUALES Y
MORALES
Despus de todas estas consideraciones, es preciso decir que
teniendo el alma dos partes diferentes, tambin las virtudes se dividen
en dos clases, segn que pertenecen a una de estas dos partes distintas.
Las virtudes de la parte que posee la razón son las intelectuales, su
objeto es la verdad, y se ocupan ya de la naturaleza de las cosas, ya de
su producción. Las otras virtudes pertenecen a la parte del alma que es
irracional, y que no posee ms que el instinto, porque por ms que el
alma e est dividida en partes, no todas ellas poseen el instinto. Es
sabido que el carcter moral es necesariamente bueno o malo, segn
que se buscan o se evitan ciertos placeres o ciertas penas. Esto mismo
resulta evidentemente de las divisiones que hemos sentado entre las
pasiones, las facultades y los modos morales de ser. Las facultades y
los modos de ser se refieren a las pasiones, y las pasiones mismas estn
definidas y determinadas por el placer y el dolor. Resulta de aqu y de
los principios anteriormente expuestos, que toda virtud moral hace
relación a las penas y a los placeres que el hombre experimenta, porque
el placer sólo puede dirigirse a las cosas que hacen naturalmente al
alma humana peor o mejor, y sólo en ella se encuentra. No se llama a
los hombres viciosos sino a causa de sus goces y de sus dolores,
porque buscan los primeros y evitan los segundos de una manera nada
conveniente, o bien buscan o evitan los que no deban buscar ni evitar.
As, todos convienen fcilmente en que las virtudes consisten en cierta
apata, en cierta calma respecto de los placeres y las penas, y que los
vicios consisten precisamente en lo contrario.
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CAPTULO V
DE LA VIRTUD MORAL
Despus de haber reconocido que la virtud es esta manera de ser
moral que nos hace obrar lo mejor posible, y que nos dispone lo ms
completamente que puede ser para hacer el bien; despus de haber
reconocido que el bien supremo en la vida consiste en conformarse con
la recta razón, es decir, que es lo que ocupa el justo medio entre el
exceso y el defecto relativamente a nosotros, es imprescindible
reconocer tambin que la virtud moral es para cada individuo en
particular un cierto medio o un conjunto de medios, en lo que
concierne a sus placeres y a sus penas, a las cosas agradables y
dolorosas que pueda sentir. Unas veces el medio se hallar sólo en los
placeres, en que se encuentran igualmente el exceso y el defecto; otras
sólo se hallar en las penas, y algunas en los dos a la par. El hombre
que incurre en un exceso de alegra, por esto mismo siente un exceso
de placer, y el que tiene un exceso de pena peca en el sentido contrario.
Estos excesos, por otra parte, pueden ser absolutos o relativos a un
cierto lmite, que no deberan traspasar; como, por ejemplo, cuando se
experimentan estos sentimientos de distinta manera que los dems,
mientras que el hombre bien organizado siente las cosas como deben
sentirse. De otro lado, como hay cierto estado moral que hace que los
que se encuentran en l pueden incurrir, respecto de una sola y misma
cosa, en el exceso o en el defecto, siendo estos excesos contrarios entre
s y con relación al medio que los separa, necesariamente, estos estados
han de ser igualmente contrarios entre s y contrarios a la virtud.
Sucede, sin embargo, que unas veces las oposiciones extremas son
ambas muy evidentes, y otras que la oposición por exceso lo es ms, y
algunas veces tambin la oposición por defecto. La causa de estas
diferencias consiste en que no siempre nos dirigimos a los mismos
grados de desigualdad o de semejanza con relación al medio, sino que
a veces se pasa ms fcilmente del exceso, y a veces tambin del
defecto al estado medio, y entonces el vicio parece tanto ms contrario
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al medio cuanto est ms distante de l. As, por ejemplo, con respecto
al cuerpo, el exceso de fatiga vale ms para la salud que la falta de
ejercicio, y est ms próximo al medio, mientras que, por el contrario,
respecto de la alimentación es el defecto, ms que el exceso, el que se
aproxima al medio. Por consiguiente, los hbitos que se escogen por
gusto, por ejemplo, los ejercicios gimnsticos, contribuyen ms a la
salud en uno y otro sentido, ya se fatigue uno con algo de exceso, ya se [ Pobierz całość w formacie PDF ]

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